martes, 7 de agosto de 2012

¿CÓMO ERAN LAS GALERAS QUE SE MOVIAN POR LA PAMPA?

Hace 3 horas 

¿CÓMO ERAN LAS GALERAS QUE SE MOVIAN POR LA PAMPA?

Ayer hablamos de las rutas que se abrían en la pampa y de las postas, ubicadas para descansar y cambiar caballos.
Las distancias eran inmensas y los viajes interminables e incómodos.
Hasta que se fueron abriendo las rutas hacia el sur, fruto del avance de la frontera blanca en tierra india, los destinos desde el punto inicial eran Potosí, Chile o
 Paraguay, distantes 536, 375 y 403 leguas respectivamente.
Vicuña Mackenna, comenta de las rutas hacia el sur, “No hay una posta en la pampa que no haya sido asaltada alguna vez”.
Con todo, las galeras se arriesgaban a los peligros que presentaban tal tipo de viajes.
Llevaban, a veces, diez caballos de tiro, más las “cuartas” que se agregaban en caso de mal tiempo o de caminos difíciles.
“Cada galera parecía – dice Taullard - una especie de arca de Noé; cuatro peldaños de una escalerita movible servían para entrar en ella y ubicarse en los bancos, que miraban hacia la parte delantera del coche. De las ventanillas pendían cortinas, que reparaban ya de la acción del calcinante sol, ya de las inoportunas gotas de lluvia, ya de la asfixiante y molestísima polvareda levantada por los caballos en su loca carrera.
Arriba, una baranda servía de apoyo y defensa de las encomiendas y los equipajes, que, atadas con guascas de cuero o lazos, debían llevar los viajeros para su uso en las travesías.
Iban los hombres armados atentos al horizonte, a las polvaredas, al movimiento del campo, seguros de que la pampa, poblada de indios, había algunos que se dedicaban a registrar cualquier movimiento para de inmediato avisar a la tribu el haber divisado una “presa” posible.
Todos estaban sometidos a la autoridad del mayoral, personaje que como el capitán de un barco en alta mar, guía la nave y su autoridad es absoluta e indiscutible. Patrón, baqueano, jefe de guerra en la eventualidad, siempre posible, de un encuentro con indios o con gauchos “renegados”, tenía máximos poderes y nadie osaba discutir sus órdenes. También a él le estaba confiada la correspondencia que las galeras transportaban y cuya distribución se facilitaba izando gallardetes de distintos colores que indicaban su procedencia (azul, Montevideo; blanco, Santa Fe; verde, Chile; amarillo, Perú; celeste y blanco, Buenos Aires; etc.)
Era privilegio del mayoral, también, anunciar, tocando la corneta su llegada a los pueblos, entre la polvareda, la algarabía de los perros y la expectativa de los vecinos.
Recomiendo, a quienes puedan conseguirla, la película “El Último Perro”, de 1955 con la dirección de Lucas Demare y las actuaciones femeninas a cargo de Nelly Meden y Nelly Panizza y con la actuación masculina de Hugo del Carril, Mario Passano y Jacinto Herrera. Relata una historia en una de esas pobres y miserables postas que poblaban la pampa.
Con el correr de los años y luego de la llamada Conquista del Desierto, la cosa cambió, los adelantos en los primeros 50 años del siglo XIX trajeron caminos o rutas asfaltadas, movimiento de camiones y micros y esos caminos reales se transformaron, sin embargo, los caminos vecinales y la unión de pueblos del interior entre ellos continuó durante mucho tiempo con el movimiento de galeras a caballo que hacían dicha tarea.
Estoy seguro que aquellos que habitan pueblos del interior de la provincia de Buenos Aires en este momento están barajando nombres de aquellos que pese al avance del progreso seguían siendo útiles y necesarios.
Aquí en Chascomús existía, allá por los años 40/50 la llamada Galera de Correa, que hacía el camino de Chascomús a Pila, vía los almacenes de Legaristi y de El Recreo. Yo lo recuerdo muy bien pese a mi corta edad, pues lo hacíamos con mi madre y mis hermanos para llegar a la escuela rural Nº 16 donde mi madre era directora.
En la última etapa de esta empresa fue adquirido un colectivo que hacía el recorrido, sin embargo los días de barro se continuaba haciendo uso de la “vieja” galera con 4 caballos y a veces hasta con laderos.
Bueno mañana terminamos con una referencia a los carros urbanos. Ahora, a trabajar al taller en el nuevo juego de ajedrez histórico que estoy haciendo, llueve y es un día ideal para eso.

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