lunes, 17 de septiembre de 2012

YAPEYÚ. RUINAS...SOLO RUINAS...

YAPEYÚ. RUINAS...SOLO RUINAS...

Comenzaba el año de 1817. Mientras José de San Martín, al frente del Ejército de los Andes, pasaba "las cordilleras más elevadas del globo", vencía en Chacabuco y entraba triunfante en Santiago de Chile, tropas portuguesas mandadas por el brigadier Chagas reducían a cenizas, entre otros pueblos misioneros, al de Yapeyú. "Ni los templos ni las cabañas -dice Mitre- fueron respetados; todos los pueblos fueron arrebatados, y el vencedor se replegó a su territorio cargado de botín, ostentando como trofeo ochenta arrobas de plata labrada, robada a las iglesias fundadas por los antiguos jesuitas."

Después de la conquista, la historia no presenta ejemplo de una invasión más bárbara que ésta. Desde entonces las Misiones occidentales son un desierto poblado de ruinas.Cuarenta años corridos, en 1856, el geógrafo francés Martín de Moussy describía el lugar y sus ruinas con estas palabras: "A ocho leguas arriba de Restauració
n, sobre la misma costa del Uruguay, se encuentran las ruinas de Yapeyú, capital que fue de todas las Misiones en tiempo de los padres de la Compañía de Jesús. Yapeyú era una verdadera ciudad, y es fácil reconocerlo por el espacio que cubren sus ruinas. Hace sesenta años tenía todavía cinco mil quinientos habitantes, Un bosque casi impenetrable cubre el lugar de su emplazamiento, y para examinar las ruinas que todavía se conservan, es necesario abrir una picada con el machete, entre la espesura del bosque".

Dentro de ese bosque impenetrable del que habla Martín de Moussy, subsistían las paredes de la casa en que el 25 de febrero de 1778 había nacido José de San Martín, el futuro Libertador de América y protagonista de una de las epopeyas más extraordinarias que registra la historia de la humanidad.

Tomado de: "EL SOLAR NATIVO" de Enrique Mario Mayochi.
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