jueves, 20 de septiembre de 2012

LA HISTORIA DE GATO Y MANCHA.

LA HISTORIA DE GATO Y MANCHA.

El 24 de abril de 1925 se inició en Buenos Aires una de las travesías más famosas del siglo. Dos caballos criollos ARGENTINOS, Mancha y Gato, guiados por el profesor suizo Aimé Tschiffel recorrieron los 21500 Km (4300 leguas) que separan a la ciudad de Buenos Aires de Nueva York y conquistaron el récord mundial de distancia y altura, al alcanzar 5900 m. s. n. m. en el paso El Cóndor, entre Potosí y Chaliapata (Bolivia). El viaje se desarrolló en 504 etapas con un promedio de 46,2 Km por día. 
Aimé Tschiffel estaba convencido de la fortaleza de los rústicos y nada estilizados caballos criollos, y quería demostrarlo. 
Logró ponerse en contacto con Emilio Solanet, criador y propulsor del reconocimiento de la raza. El fue el primero que creyó posible el proyecto de Tschiffely, para lo que le regaló dos caballos: Mancha y Gato, tenían 15 y 16 años, respectivamente, y un carácter poco amigable. 
Habían crecido en la Patagonia, junto a la tribu Liempichun, donde se habían acostumbrado a las condiciones más hostiles. Emilio Solanet se los habia comprado al cacique tehuelche Liempichín en el Chubut. Domarlos puso a prueba las facultades de varios de los mejores domadores... 
"Desde los primeros días advertí una real diferencia entre sus personalidades. Mancha era un excelente guardián: estaba siempre alerta, desconfiaba de los extraños y no permitía que hombre alguno, aparte de mí mismo, lo montase... Si los extraños se le acercaban, hacía una buena advertencia levantando la pata, echando hacia atrás las orejas y demostrando que estaba listo para morder... Gato era un caballo de carácter muy distinto. Fue domado con mayor rapidez que su compañero. Cuando descubrió que los corcovos y todo su repertorio de aviesos recursos para arrojarme al suelo fracasaban, se resignó a su destino y tomó las cosas filosóficamente... Mancha dominaba completamente a Gato, que nunca tomaba represalias",así lo relata Tschiffely. 
Algunas semanas fueron necesarias para que jinete y montados se prepararan para semejante travesía, y se fijó el 23 de abril de 1925 como fecha de partida. Por entonces no había caminos en varios tramos del recorrido, y cuando existían, no se caracterizaban por su buen estado. Tschiffely tuvo que resignarse a no llevar carpa, ya que las que se podían conseguir por aquellos tiempos eran muy pesadas. 
"Mis dos caballos me querían tanto que nunca debí atarlos, y hasta cuando dormía en alguna choza solitaria, sencillamente los dejaba sueltos, seguro de que nuca se alejarían más de algunos metros y de que me aguardarían en la puerta a la mañana siguiente, cuando me saludaban con un cordial relincho".

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