sábado, 23 de marzo de 2013

MITOS Y LEYENDAS SOBRE EL PELAJE DE LOS CABALLOS.



Hace 25 minutos 

MITOS Y LEYENDAS SOBRE EL PELAJE DE LOS CABALLOS.
Así como el signo del zodíaco para los seres humanos, el hombre de campo según el pelaje del caballo le asigna propiedades sobresalientes o de las otras. Algunas de estas condiciones tienen algún asidero científico, otras son mitos que han pasado de generación en generación.
Los blancos, de ellos se dicen que son caballos muy sudadores y por lo tanto poco resistentes para andar al rayo del sol. Esto puede ser debido a la cantidad de albinismo, es decir pestañas blancas que se dan en estos animales y por supuesto no ven bien en la claridad del sol.
Además se les atribuye atraer los rayos durante las tormentas. En la”Huella para mi tropilla”, Fernán Silva Valdés tiene una cuarteta que dice: “A la huella, la huella, caballo blanco, cuidado en las tormentas, que atrae el rayo”.
Las yeguas blancas eran las preferidas para los sacrificios entre los indios, e incluso el caballo zarco era de mal agüero. Basta recordar aquel pasaje del Martín Fierro cuando llega la peste a la toldería y los indios matan a un chico, cautivo blanco por tener los ojos claros como echándole la culpa de la epidemia.

Había un gringuito cautivo
Que siempre hablaba del barco
Y lo ahogaron en un charco
Por causante de la peste;
Tenía los ojos celestes
Como potrillito zarco.

De los tordillos oscuros se dice que son muy buenos nadadores.
Los bayos son considerados como los más bonitos y elegantes. El famoso cacique Ramón tenía un bayo que era envidiado por su belleza, conformación y su elegancia para trotar y el célebre Baigorrita tenía un bayo cabos blancos que era su mejor animal de pelea, no debemos olvidar el bayo con el que el general San Martín entró en combate en San Lorenzo, del cual el General Bartolomé Mitre en su historia de San Martín dice: “El General San Martín, al bajar precipitadamente de su observatorio encontró al pie de la escalera a Robertson, a quien dirigió esta frase – Ahora en dos minutos más estaremos sobre ellos espada en mano. Un arrogante caballo bayo de cola cortada al corvejón, militarmente enjaezado, se veía a pocos pasos, teniéndolo de la brida su asistente Gatica. Montó en él, apoyando apenas el pie en el estribo y corrió a ponerse al frente de sus granaderos.
Los gateados son ponderados como hábiles y voluntariosos. Hay un viejo refrán que dice: “Cuando montás un gateado, montás una tropilla”.
Dicen que los lobunos son infatigables, bravos y desconfiados, esto los hace peligrosos para aquel que no es buen jinete, dado que se dice que son espantadizos ante lo desconocido. Hay una copla que dice:
“Cuidado con el lobuno
en la mañana muy fría,
que arriba vigila Dios
pero abajo el diablo mira”.
Los moros son muy buscados por los paisanos, más si son dueños de algún chapeado, pues la plata se luce muy bien sobre el pelaje oscuro.
Aquí debemos recordar al moro de Martín Fierro en la literatura y el famoso moro de Facundo Quiroga.
De estos caballos se dice que se les puede confiar el alma.
“a la huella, la huella,
caballo moro
contigo y con mi prenda,
lo tengo todo.”
De los picasos se dice que son animales veloces y con mucho pique de arranque, de ellos hay la creencia que fueron engendrados en un día de tormenta con rayos o con viento fuerte, por eso son ligeros como el rayo o como el viento.
Los rosillos tienen sobre su lomo la creencia de ser animales lerdos y flojos para trabajar.
Un pelo muy apreciado también es el pangaré, dice la copla: Pangaré, Pangaré, galopa que te veré.
Una historia refiere que el cacique Calfiaó, encontrándose perseguido por una patrulla y con su caballo boleado atrás, logró huir de sus perseguidores llevando en ancas de su pangaré a un hijo de 15 años.
Y también en nuestra zona hay que recordar al famoso Pangaré Buey llamado también el pangaré buey del Salado, un parejero que no perdió una sola carrera en toda su vida. Su dueño era el coronel Benito Machado.
De los zainos se dice: zaino bueno para todo.
Los overos tienen buena fama como valientes y rendidores, era el pelaje elegido por los indios, aún más pintaban círculos blancos cuando salían de pelea.
De los tobianos, mejor ni hablar, se dice “el tobiano, para nada”.
Incluso tienen fama de poco galopadores.
Omar Moreno Palacios en una milonga corralera que tiene grabada junto a Alfredo Abalos, dice en una cuarteta:
Soy nacido en Chascomús,
Pago que fundó Escribano,
Y no conozco la envidia
Ni parejero tobiano.
Los caballos bragados tienen fama de valientes, esto viene de la leyenda que da nombre a ese pueblo de la provincia de Buenos Aires y que cuenta de un caballo de ese color que perseguido por los indios prefiere tirarse desde la barranca de la laguna del mismo nombre, antes de ser capturado.
De los caballos con clinas y cola blancas amarillentas, es decir lo que se llaman roanos o ruanos, se dice que es caballo de mujeres.
Esta creencia viene de las mujeres rubias que llegaban desde las islas británicas o desde el centro Europa.
El caballo calzado de una, es decir con una sola pata blanca se los considera de mal agüero, es decir de mala suerte.
En cambio para los calzados de dos se dice: Calzado de dos, reservalo para vos y para el calzado de tres, no lo vendas ni lo des.
Calzado de cuatro, vendelo caro o barato. ( se dice que son rodadores)
Cuando un caballo tiene una mano mora se asegura es muy ligero y con mucho amor propio.
“El pingo de mano mora,
es gaucho como mi abuelo,
corriendo no afloja un pelo
y cuando no alcanza, llora.”
Pero el color que se lleva los laureles como infatigable y ligero, aun en otras culturas es el alazán y más aun el alazán tostado.
Hay una copla: alazán tostado, antes muerto que cansado.
En un libro árabe llamado “Los caballos del Sahara” hay un párrafo que dice: “Si os aseguran haber visto volar un caballo por los aires, preguntad su pelaje, si os contestan que alazán tostado: creedlo.”
Según una leyenda que cuenta Juan Benigar, Ben-Dyab, jefe renombrado del desierto, que vivía por el año 905 de la hégira, perseguido un día por Saad-el-Zanaty, scheik de los Oulad-Yagoub, se dio vuelta hacia su hijo y le preguntó: ¿Cuáles son los caballos del enemigo que llevan la delantera?. ¡Los blancos!, contestó su hijo. “Está bien, dirijámonos del lado del sol y se derretirán como manteca.”
Algún tiempo después Ben-Dyab, dándose vuelta otra vez, preguntó: “¿Cuáles son los caballos que van ahora a la delantera?”. “Los oscuros”, le gritó el hijo. “Está bien, vayamos por las piedras y no tendremos nada que temer, esos caballos se parecen a las negras del Sudán que no pueden caminar descalzas sobre los guijarros”.
Pasado un tiempo, volvió a preguntar a su hijo: “¿Y, ahora, cuales son los caballos del enemigo que llevan la delantera?”. El hijo respondió: “Los alazanes tostados y los zainos negros”.
“En este caso, exclamó Ben-Dyab, talón, muchachos a nuestros caballos, porque estos bien nos podrían alcanzar si no hubiésemos dado cebada a nuestros animales durante todo el verano.

En la foto, “EL BEDUINO Y SU ALAZAN”. Escultura en madera de cedro policromado. EN VENTA.


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