EL 
                      CAMINO DEL GENERAL
MARTÍN MIGUEL DE GÜEMES HERIDO
                       
MARTÍN MIGUEL DE GÜEMES HERIDO
Apolo PRÉMOLI LÓPEZ
El presente trabajo sobre: “El Camino del Gral. Martín Miguel de Güemes Herido”, es un prolija revisión de la ruta que siguió el Héroe luego de ser herido por una partida realista, cuando trataba de alejarse de la ciudad de Salta, invadida por quinta vez por fuerzas españolas, durante la guerra de la Independencia.
Este hecho, luego de estudiar los autores más autorizados sobre el tema, me planteó nu-merosas dudas, por lo que resolví realizar una investigación histórica, de una forma más minu-ciosa siguiendo la metodología científica, tratando de enriquecer la historia de la ruta seguida por el Gral. Güemes herido.
Nuestra investigación, está basada en el ordenamiento esmerado de los datos aportados por:
1° La Tradición Oral, siendo la “Historia del Gral. Martín Güemes”, del Dr. Dn. Bernar-do Frías, (en mi buen entender) la mejor recopilación sobre el tema que nos ocupa.
2° La Documental, quizás, la de mayor importancia, pues existe una cantidad de docu-mentación que no ha sido aún clasificada y que merece su atención, en diversos archivos y biblio-tecas, en diferentes ciudades del país.
3° Y por último el estudio y reconocimiento del Ámbito Geográfico, por donde transitó nuestro personaje herido, hasta el lugar donde murió.Con todo lo hasta ahora reunido –algo más de 500 citas bibliográficas- y establecidos los hechos, hemos realizado un trabajo de análisis y una obra de síntesis, tratando de llenar, merced a un proceso de reflexión, las inevitables lagunas.
“Mapa del Camino Seguido por el Gral. Güemes Herido”
A- Según la documentación investigada
B- Según la tradición oral
V- Campamento de Velarde
T- Tincunaco
L- Posta “La Lagunilla”
H- Puesto de la “Higuera” (Fca. Las Higuerillas)
Mapa publicado por: Secretaría de la Gobernación de Turismo de la Pcia. de Salta
(Notas del autor)
I.- El General Güemes 
                        es Herido de Muerte 
 Güemes, desde su vuelta de Tucumán, 
                        residía transitoriamente en su campamento de Velarde, 
                        mejor dicho en su finca “El Carmen”, donde 
                        mantenía una especie de academia militar .
 El Cnel. Jorge Enrique Vidt, en una 
                        carta al Gral. Dn. Dionisio Puch, de fecha 8 de Abril 
                        de 1866, dice:
 “Nosotros estábamos 
                        acampados a un legua, más o menos de Salta, organizando 
                        las fuerzas de la Provincia para marchar al encuentro 
                        del enemigo, cuando el Gral. Güemes tuvo la fatal 
                        idea de ir, durante la noche, escoltado por algunos hombres 
                        de caballería a la ciudad a obje-to de tomar allí, 
                        personalmente algunas disposiciones…” 
 En las afueras de la ciudad dejó 
                        parte de su escolta en un lugar denominado el “Tincuna-co”, 
                        que serviría de apoyo en caso necesario y continuó 
                        la marcha hacia el centro, a la casa de su hermana Magdalena, 
                        donde fue sorprendido al oír disparos de fusil 
                        en dirección a la plaza y enseguida otros más, 
                        entre voces confusas. 
 Nota 1: Pienso que el camino que siguió 
                        el Gral. Güemes con su escolta, cuando se diri-gió 
                        a la ciudad de Salta, la noche del 7 de junio de 1821, 
                        fue por el antiguo camino de las “Bum-bunas”, 
                        por ser el más directo desde “Velarde”, 
                        donde tenía su campamento principal y que co-rría 
                        muy cercano al Tincunaco. (hoy este camino es la calle 
                        S. Felipe y Santiago).
 También considero, que es muy 
                        probable, que la escolta no quedara a la espera en la 
                        propia zanja del Tincunaco, por ser esta de un fondo fangoso 
                        con abundancia de mosquitos y otras alimañas, y 
                        que lo hayan hecho en la antigua fábrica de pólvora, 
                        casa que databa de la épo-ca de la batalla de Salta, 
                        rodeada de una gruesa pared de adobe, que era como una 
                        fortaleza, conservada hasta mediados del siglo pasado, 
                        lamentablemente fue demolida y estaba situada en la Av. 
                        Independencia y S. Felipe y Santiago.
 “A la voz de “El Enemigo”, 
                        saltó el Gral. Güemes en su veloz caballo, 
                        no habiendo que-rido escapar solo por la espalda de la 
                        casa, y seguido de su valiente grupo, cargó sobre 
                        las co-lumnas que le cerraban el paso: un granizo de balas 
                        lo rechazó perdiendo casi toda su escolta, hizo 
                        un gran esfuerzo (el que hacen siempre las almas grandes 
                        en los grandes conflictos) y par-tiendo como un rayo con 
                        la espada en la mano, atropelló con la rabia del 
                        tigre acorralado, sobre la maza erizada de bayonetas; 
                        no hiende la flecha disparada por el arco teso con más 
                        presteza los aires, que el intrépido Güemes, 
                        atravesó banda a banda la columna enemiga…
 Pero el Gral. Güemes, llevaba la 
                        muerte en su seno; una de las mil balas que destrozaron 
                        sus vestidos, había atravesado su cuerpo, regando 
                        en sangre la senda gloriosa que seguía.” 
                      
 Dn. José Manuel García, 
                        en unos apuntes suyos, entregados personalmente al Dr. 
                        Do-mingo Güemes y que obran en el archivo Güemes, 
                        en 1882, dice: “Lucio Archondo, hijo de Dn. Tomás 
                        Archondo, mandaba la barricada de 50 cazadores (realistas) 
                        donde hirieron a Güemes. Dn. Tomás era español 
                        y Lucio salteño.” 
 Esta barricada de los realistas debió 
                        ser, seguramente, la que estaba sobre el puente del tagarete, 
                        que menciona Frías , o en su extremo norte, cuidando 
                        la puerta posterior de la casa de Güemes, que daba 
                        al Tagarete de Tineo.
 Estos soldados de caballería 
                        (en el texto original), habrían estrechado a Güemes, 
                        hirién-dolo a quemarropa y no con una bala “disparada 
                        al acaso” . Este comentario me parece acerta-do, 
                        por lo que vamos a expresar luego.
 La infantería española, 
                        durante las guerras de la Independencia Americana, estaba 
                        arma-da con fusiles de chispa, calibre 18.4 mm., que disparaban 
                        un proyectil pesado de 10.30 grs., lanzado a velocidad 
                        moderada, dando así una trayectoria muy curva y 
                        su efecto principal era de impacto, más que perforante; 
                        equipado con un mecanismo de puntería elemental, 
                        constituido por el punto de mira y el alza de mira, para 
                        determinar la línea de puntería. 
 Sin detener la carrera, el Gral. Güemes, 
                        atravesó en diagonal al campo de “La Cruz”, 
                        acompañado por unos pocos, herido gravemente y 
                        sin perder la posición que llevaba, abrazado al 
                        pescuezo de su caballo, rumbo al cerro San Bernardo cuya 
                        falda costea, según Frías, por la que-brada 
                        de Burgos ; conforme Atilio Cornejo, quebrada de Robledo 
                        . Pienso que ambas denominaciones, corresponden a la misma 
                        quebrada, la que es también llamada de “Chacha-Polla” 
                        y que se menciona en el expediente militar del Cnel. Gaspar 
                        Burgos. 
 De acuerdo a los daros recogidos por 
                        Frías, la intención de Güemes era: 
                        “volar al cam-pamento que tenía en Velarde, 
                        dos leguas al sur de la ciudad” ; Cornejo dice: 
                        “…torciendo hacia el Sur llega al alba a la 
                        “Quesera” y continúa hasta su campamento…” 
                        (en Chamical). 
 Siguiendo con lo referido, el general 
                        Güemes herido, sigue por la falda opuesta del cerro 
                        San Bernardo, “…llegando al río de 
                        Arias, allí encontró apostada sus partidas… 
                        lo descendieron del caballo, le prepararon una camilla 
                        y emprendieron camino hacia las haciendas de “La 
                        Cruz”. 
                        
II.- Consideraciones Sobre la Herida que Padeció el Prócer
II.- Consideraciones Sobre la Herida que Padeció el Prócer
 Creo prudente hacer un análisis 
                        de la herida que padecía el Gral. Güemes, 
                        con algunas consideraciones médicas. Para ello 
                        nada más ilustrativo que el decreto del Dr. Dn. 
                        José Ignacio Gorriti, Gobernador de Salta, de fecha 
                        14 de Noviembre de 1822, que expresa:
 “… al patriota cirujano 
                        Doctor Antonio Castellanos…, por la forma abnegada, 
                        leal y generosa con que prestó sus servicios en 
                        los últimos días de vida que subsistió 
                        el extraordinario patriota Gral. Cnel. Dn. Martín 
                        Güemes, realizando sobrehumanos esfuerzos para mitigar 
                        sus dolores y para hacer más llevadera su conmovedora 
                        agonía corporal, carcomido por la confluente gangrena 
                        del tétano que lo llevó a la tumba, con 
                        plena entereza y lucidez de facultades, el día 
                        17 de Junio de 1821, como consecuencia de la bala recibida 
                        en el espinazo y que le destruyó la ingle derecha, 
                        en la acción inicua de la noche del 7 de Junio 
                        que conduele para siempre a la Patria,…
 Salta, 19 de Noviembre de 1822
Doctor José Ignacio de Gorriti
Gobernador de Salta.”
Doctor José Ignacio de Gorriti
Gobernador de Salta.”
 El Dr. Rafael Zambrano, en Buenos Aires, 
                        ha realizado un prolijo estudio “sobre las causas 
                        médicas que determinaron el deceso del Gral. Martín 
                        Miguel de Güemes”, a solicitud del Dr. Luis 
                        Güemes, de acuerdo a la documentación que 
                        existe en el “Archivo Güemes”, manifiesta 
                        concretamente: 
 “Que el Gral. Güemes 
                        sufrió: una herida de bala, con orificio de entrada 
                        a nivel de la región glúteo izquierda, en 
                        su límite superior – reg. sacro-coxigea; 
                        más precisamente por la esco-tadura sacro-ilíaca 
                        (nota del autor) – orificio de salida en la región 
                        inguinal derecha. Su trayecto-ria va de izquierda a derecha, 
                        de atrás adelante y de arriba abajo”.
 La dirección de esta trayectoria, 
                        se debe a la posición del herido, que iba agachado 
                        sobre el flanco derecho del caballo y que el trayecto 
                        de la bala es aparentemente caprichoso, atravesan-do la 
                        pequeña pelvis.
 Si consideramos el trayecto seguido 
                        por el proyectil, es difícil concebir, que no haya 
                        afec-tado alguno de los órganos de la pelvis, tanto 
                        del aparato digestivo (recto) o del aparato urinario (vejiga 
                        y uréter); es necesario descartar lesiones vasculares, 
                        de las arterias y venas que atraviesan la pelvis, cuya 
                        lesión por el caudal sanguíneo que transportan 
                        hubiera causado una hemorragia grave, mortal en pocas 
                        horas. Debemos considerar que la gran mayoría de 
                        las heridas de bala en la región pelviana presentan 
                        fracturas conminutas de los huesos del anillo óseo 
                        pelviano; sobre todo como en este caso por tratarse de 
                        una bala con efecto de impacto más que debe haber 
                        sido afectado en los huesos pelvianos, por la forma en 
                        que pudo mantenerse cabalgando por un largo trecho.
 Para considerar la magnitud de la herida 
                        que recibió el Gral. Güemes, he tratado de 
                        hacerlo en la literatura médica que versa históricamente 
                        sobre el tema. Lo encontré en el “Tratado 
                        de Patología Quirúrgica” de Cambell 
                        M.F. , donde en su capítulo 20 (Injueries of the 
                        Pelvis), el Doctor George C. Prather comienza con el historial 
                        de estas lesiones; cita un importante tratado de Du Baron 
                        D. J. Larrea (1817) , quién con una extraordinaria 
                        experiencia en las guerras Napoleónicas, diagnostica 
                        estas heridas con un pronóstico siempre fatal. 
                        En “Medical and Surgical History of the War”, 
                        publicado en 1876, sobradamente documentada por George 
                        A. Otis , comparte la opinión sobre la gravedad 
                        de las heridas de bala en la pelvis, siendo siempre fatales.
 En la literatura médica nacional, 
                        no hay datos históricos tan precisos como los citados, 
                        pero las opiniones son concordantes con las mencionadas.
 Llegamos así a la conclusión, 
                        basada en la documentación consultada de escritos 
                        históri-cos de la literatura médica nacional 
                        y extranjera, que la herida recibida por el Gral. Güemes 
                        era muy grave y con los medios terapéuticos de 
                        la época, era una lesión fatal, como bien 
                        la diagnosti-có el Dr. Castellanos. 
                        
III.- Resumen Historiográfico
III.- Resumen Historiográfico
 Retomando la crónica del relato 
                        histórico –conforme: “Historia del 
                        Gral. Martín Güe-mes”, del Dr. Dn. Bernardo 
                        Frías -el Gral. Güemes, para alcanzar su partida 
                        que se encontraba a la espera en el Tincunaco, tuvo que 
                        recorrer un buen trecho desde el lugar donde fue herido 
                        –puente del Tagarete de Tineo- pasando por el campo 
                        de la Cruz, quebrada de Chacha-Polla (pre-fiero nombrarla 
                        así para ser más preciso), falda opuesta 
                        del cerro San Bernardo, portezuelo gran-de, pasar el zanjón 
                        del este, hasta donde fue desmontado.
 De acuerdo con la relación expresada: 
                        “…le prepararon una camilla, y colocado en 
                        ella, emprendieron camino hacia la Cruz, propiedad del 
                        general, y del Chamical. Aquí conviene hacer-se 
                        una pregunta: Por qué el Gral. Güemes no fue 
                        llevado al campamento de Velarde, donde se encontraba 
                        el grueso de su ejército y que además podía 
                        contar con tres partidas importantes de apoyo, comandadas 
                        por tres patriotas que le respondían en forma incondicional, 
                        la de Dn. Luis Buerla, en la Angostura – San Agustín-, 
                        la de Dn. Alejandro Burela, en la Merced de Abajo y la 
                        de Dn. Pedro Zavala, en Cerrillos, que se encontraban 
                        a corta distancia? 
 Continuando con esta relación:
 “…marchando entre el 
                        río y la montaña…”. Para aseverar 
                        esto, consultamos varias ma-potecas, tratando de encontrar 
                        algún mapa de la época . Encontramos un 
                        mapa de 1845: por la costa del río Arias se extiende 
                        un bañado de varios kilómetros de extensión, 
                        de manera que hacer-lo por ella resultaría imposible 
                        de transportar un herido grave, que necesitaba un cuidado 
                        especial “…hasta la cuesta de la Pedrera…”
 “Ascendieron por ella y la 
                        trastornaron, de igual manera lo hicieron con otra de 
                        menor eleva-ción…”. Desde la Pedrera, 
                        hasta la Quesera, se extiende el camino sinuoso, y hay 
                        una distancia de 10 Km. y de esta a la Finca La Cruz, 
                        5.2 Km. “…y se internaron al fondo de 
                        la quebrada del Indio…”, debiendo recorrer 
                        8.1 Km. más. 
 La cuesta que se menciona, desde muy 
                        antiguo fue denominada del “Cuarteadero”, 
                        por lo empinada que es, y transportar una persona en una 
                        camilla no debe haber sido fácil, por la canti-dad 
                        de portadores que se necesitaban, con un enemigo que acechaba 
                        constantemente. Las dos sendas que son caminos de herradura 
                        deben ser desechadas, por ser imposible llevar una camilla 
                        con un herido en esas condiciones. Además si calculamos 
                        distancias y tiempos por los relatos de la tradición 
                        oral, no son coincidentes.
 Tampoco resulta lógico, que si 
                        la caravana con el ilustre herido se dirigía al 
                        “Chamical”, luego de sobrepasar la casa de 
                        la finca de “La Cruz”, cambiara de dirección 
                        para internarse en la quebrada del Indio. 
 “En efecto, Güemes, herido 
                        la noche del 7 de Junio de 1821 en la esquina de Belgrano 
                        y Balcarce de la ciudad de Salta, parte en busca de sus 
                        gauchos, rumbo al “Chamical”, pasando por 
                        “La Lagunilla, Las Higuerillas, la cañada 
                        de la Tala y la cañada de la Horqueta, a poca dis-tancia 
                        de la Estancia de su madre “La Cruz” y del 
                        Chamical, campamento de sus gauchos. Allí fue, 
                        donde al pie de un cebil colorado, murió Güemes,…” 
                      
 El párrafo precedente, está 
                        copiado literalmente del libro, “Historia de Güemes” 
                        del Dr. Atilio Cornejo, el mismo es un apartado resumen 
                        de la ruta seguida por el Gral. Güemes herido. 
 La “Comisión de Homenaje 
                        a Güemes”, presidida por el Gral. Gregorio 
                        Vélez, levantó un acta el 13 de Febrero 
                        de 1932, luego de un reconocimiento por la Quebrada de 
                        la Horqueta, en donde interrogado Dn. José Nina, 
                        nieto de José Nina que fue peón del Gral. 
                        Güemes, manifestó que: “…su padre 
                        le contó por donde vino el Gral. Güemes hasta 
                        ese punto, según su abuelo vino por “Las 
                        Higuerillas”, pasó por la Cañada del 
                        Tala y llegó a aquel lugar donde no pudiendo se-guir 
                        más, bajó del caballo y permaneció 
                        en ese sitio hasta que murió…”. Esta 
                        declaratoria no es coincidente con la documentación 
                        al respecto, pero señala el camino seguido.
                        
IV.- Nuestra Indagación Histórica
IV.- Nuestra Indagación Histórica
 Así herido el Gral. Güemes, 
                        no cayó en su silla, cruzó el campo de la 
                        Cruz y penetrando en la quebrada de Chacha-Polla –como 
                        también lo sugieren los dos historiadores citados- 
                        se diri-gió hacia el este hasta una posta que existía 
                        como a 8 Km. de la Ciudad de Salta, en la Lagunilla, conocida 
                        como de Da. Pancha Luna. El Cnel. Dn. Eusebio Mollinedo, 
                        cuenta en sus escritos que: “…Herido gravemente 
                        en la columna vertebral por un disparo de arma de fuego 
                        de una partida enemiga y luego de padecer dolores lacerantes 
                        que sobrellevó con la entereza de su carác-ter 
                        forjado en las vicisitudes de la guerra, llegamos a la 
                        posta de La Lagunilla… Allí fue asistido 
                        y sirvió de descanso”. Desde ese lugar se 
                        mandó avisar al Cmte. Ríos, que esperaba 
                        con el resto de la escolta en el Tincunaco, para que informara 
                        de la situación a las fuerzas acampadas en el campo 
                        de Velarde y se incorporara a la partida, además 
                        al Presbítero Dn. Francisco Fernández, de 
                        la situación que se encontraba el general herido. 
                      
 Nota 1: El Cnel. Manuel Gregorio Reyes, 
                        detalla los méritos y servicios del Presbítero 
                        Dn. Francisco Fernández en relación con 
                        Güemes y su muerte. 
 “…potro. Dn. Francisco de 
                        Paula Fernández, capellán de la Legión 
                        de Infernales de Lí-nea, que se formó en 
                        la Pcia. de Salta en 1815, luego con el mismo cargo prestó 
                        servicios en el 3° Escuadrón de Gauchos de 
                        la Jurisdicción y Campaña de Salta. 
 “Como capellán lo asistió 
                        al Gral. Güemes desde el momento que lo balearon 
                        los realistas hasta que falleció en sus brazos.” 
                        
 “…el Presbítero 
                        Francisco Fernández fue desde el principio de la 
                        Guerra de la Indepen-dencia un servidor infatigable de 
                        la libertad con su persona y su dinero.” 
 Si consideramos la importancia de la 
                        herida y la distancia que recorrieron, esta parada fue 
                        más que necesaria para que el herido recuperara 
                        fuerzas y pudiera ser acondicionado su pos-terior traslado.
 Nota 2: Respecto del traslado de los 
                        heridos, en el tiempo que fue herido el Gral. Güe-mes, 
                        y sus cuidados, encontré un libro titulado: “Manual 
                        de Medicina, de Cirugía y Farmacia”, del 
                        Doctor DEHAUT, de París, 1841, en su apartado 401, 
                        pág. 364, dice: “El modo de transpor-tar 
                        a un herido con comodidad y cuidado, es en los hombros. 
                        Por lo regular, es el único recurso que se tiene. 
                        Para eso, son necesarios dos condiciones: un número 
                        suficiente de personas, y un objeto sobre el cual el enfermo 
                        pueda reposar en la mejor posición. El mejor aparato 
                        para llenar estas condiciones es una parihuela, con un 
                        jergón;...” . Creo que esta cita es 
                        interesante, para tener una idea de cómo se acomodaría 
                        al Ilustre Herido para su traslado a un lugar seguro.
 “…al saber su capellán 
                        Pbro. Dn. Francisco Fernández tan infausta noticia, 
                        montó a caballo y acompañado del Cap. Dn. 
                        Fernando Cabral se fue a buscar al Señor General 
                        Güemes habiéndolo alcanzado en La Lagunilla…; 
                        mandando el referido Capellán al Cap. Cabral para 
                        que llevase de la ciudad al médico Dr. Dn. Antonio 
                        Castellanos, quien lo asistió hasta que falleció.” 
                         
 El capellán Pbro. Dn. Francisco 
                        Fernández, era persona de suma confianza del Gral. 
                        Güemes, aparte de ser su fiel amigo y como capellán 
                        del 3° Escuadrón de Gauchos, al mando del “Señor 
                        Comandante General del Ejército de Vanguardia”, 
                        Dn. Martín Miguel de Güemes. 
 El Cap. Dn. Fernando Cabral, era miembro 
                        de una familia de Rosario de la Frontera, que dio varios 
                        oficiales que se destacaron en las acciones bélicas 
                        de la Guerra de la Independencia. Este oficial ingresó 
                        como Alférez de la 2° Compañía 
                        del 2° Escuadrón de Gauchos de la Frontera 
                        de Rosario en 1818, habiendo alcanzado el grado de Capitán, 
                        pasó por orden del Gral. Güemes a prestar 
                        servicios en la 2° Compañía del 3° 
                        Escuadrón de Gauchos de la Jurisdicción 
                        y Campaña de Salta, que comandaba. 
 Quizás por esta circunstancia, 
                        de ser un oficial que estaba bajo las órdenes directas 
                        del Gral. Güemes y gozar de la confianza necesaria, 
                        es que el Capellán Fernández, lo comisionó 
                        “…para que llevase de la ciudad al médico 
                        doctor don Antonio Castellanos, quién lo asis-tió…” 
                        . El Dr. Castellanos, en esa fecha era el único 
                        médico que se encontraba en la ciudad de Salta. 
                        “El Dr. Redhead, médico personal de Güemes, 
                        estaba ausente en Buenos Aires adonde había ido 
                        en 1820 acompañando a Belgrano desde Tucumán 
                        donde Güemes lo había enviado al saber de 
                        la enfermedad de aquel.” 
El Dr. Castellanos, luego de ser liberado 
                        por los realistas del cabildo, donde se encontra-ba preso 
                        por haber participado de la revolución contra Güemes, 
                        había pasado a su casa de cam-po, a dos leguas 
                        al norte de la ciudad (Castellanos, nombre que conserva 
                        hasta el presente). Hasta allí llegó la 
                        partida de gauchos, comandada por el Cap. Cabral y lo 
                        “arrebató”, para que asistiera al general 
                        herido. 
Repuestos de los momentos de aflicción, con la incorporación del Cmte. Ríos y sus sol-dados, como así también del Pbro. Fernández, improvisaron una camilla para transportar al gene-ral herido y continuaron la marcha por la “Cañada del Brete”, en dirección de la finca “Las Higuerillas”. Este camino solo presenta unas lomadas que se superan con facilidad y luego el camino es llano sin accidentes, hacia la sala de la finca.
Repuestos de los momentos de aflicción, con la incorporación del Cmte. Ríos y sus sol-dados, como así también del Pbro. Fernández, improvisaron una camilla para transportar al gene-ral herido y continuaron la marcha por la “Cañada del Brete”, en dirección de la finca “Las Higuerillas”. Este camino solo presenta unas lomadas que se superan con facilidad y luego el camino es llano sin accidentes, hacia la sala de la finca.
 Este lugar era un sitio seguro, el Sr. 
                        Dn. Vicente Toledo, propietario de “Las Higueri-llas”, 
                        era un patriota, ampliamente conocido del Gral. Güemes 
                        por haber hospedado a sus gau-chos y ser más de 
                        una vez su cuartel de avanzada. 
 Nota 3: La Finca “Las Higuerillas”, 
                        fue un lugar lleno de historia durante la Guerra de la 
                        Independencia. El Ejército Expedicionario al Perú, 
                        la atravesó por el “Huaycondo” con 
                        todo su parque compuesto de doce piezas de artillería 
                        y cincuenta carretas, en Febrero de 1813, y en su salsa 
                        se alojó, los días 15 y 16 el Gral. Belgrano 
                        con su estado mayor. Desde allí, a sugerencia del 
                        Cnel. Gaspar Burgos, continuaron hasta la Ciudad de Salta 
                        por la Quebrada de Chacha-Polla, dando así una 
                        sorpresa a los españoles en vísperas de 
                        la batalla de Salta. Desde este lugar salieron las patrullas 
                        de distracción, por el camino de “La Cruz”.
 Durante la gloriosa “Guerra Gaucha”, 
                        fue asiento del comando del Gral. Güemes en varias 
                        oportunidades y los Srs. Toledo, proporcionaron auxilios 
                        importantes y sus campos fueron de pastoreo para la caballada 
                        gaucha. 
 Llegaron sin mayores inconvenientes 
                        a la casa de la sala, esperaron la llegada de un parte 
                        importante de las tropas patriotas y de la partida del 
                        Cap. Cabral que conducía al médico Dr. Antonio 
                        Castellanos. Allí el Gral. Güemes recibió 
                        los primeros cuidados médicos.
 “Transladado a “Las Higuerillas”, 
                        fue atendido con todo esmero por el Doctor Antonio Castellanos, 
                        sin conseguir curarlo, por haber destrozado la bala algunos 
                        órganos internos” 
 El Dr. Castellanos pudo hacer el diagnóstico 
                        de la gravedad de la herida y comenzar a pensar que la 
                        misma era de muy mal pronóstico.
 Pienso que en todas estas diligencias 
                        debe haber pasado más de un día, teniendo 
                        en cuen-ta las distancias –que no eran cortas, sino 
                        de varias leguas-, los cuidados en el transporte del Ilustre 
                        Herido y los medios que se emplearon, considerando que 
                        en todos los documentos y en la tradición oral 
                        se menciona una “camilla”, además debe 
                        considerarse la cantidad de portadores que se necesitaron.
 Ya mas organizados y con mayores elementos, 
                        vieron los presentes la necesidad de poner a salvo del 
                        enemigo al General Herido, por lo cual reanudaron la marcha 
                        por la “Cañada de la Higuera”, en dirección 
                        del puesto de la “Higuera”.
 “…en el paraje de la “Higuera”, 
                        cuatro leguas al Sureste del punto de partida, pero muy 
                        desfallecido por la pérdida de sangre…” 
                      
 Este puesto se encuentra a la vera del 
                        arroyo del mismo nombre, que por provenir de vertientes 
                        de los cerros cercanos tiene agua durante todo el año 
                        y con otro que baja por el abra de la Quesera forman una 
                        verdadera “horqueta”. 
 Nota 4: Podría ser esta horqueta 
                        , la que se refiere el Prof. Miguel A. Salom, en su trabajo 
                        del Instituto de San Felipe y Santiago de Estudios Históricos 
                        de Salta –T, VII, N° 26, pág. 188 – 
                        Años 1954/56- al transcribir un documento de 1822; 
                        que no especifica donde estaba situada.
 Es bien cierto, como lo manifiesta en 
                        su trabajo, que la misma toponimia contribuía a 
                        la confusión, pero con las modernas cartas, resulta 
                        más fácil ubicar los lugares que se señalan 
                        en los documentos, pues en el que el Sr. Salom comenta, 
                        no especifica donde estaba situada “La Hor-queta”.
 En la zona donde se encuentra el lugar 
                        que nos ocupa, hay numerosas juntas de arroyos que forman 
                        horquetas. Si nos circunscribimos a los documentos estudiados, 
                        la de la “Higuera”, sería la correcta.
 En expedientes del Arch. Gral. de la 
                        Nación, existen numerosos recibos como el citado 
                        por el Prof. Salom, de auxilios prestados, sobre todo 
                        en la “Comisión de Consolidación Deuda 
                        de Guerra”, de 1826, y en la mayoría se citan 
                        lugares, sin especificar donde fueron redactados, lo que 
                        se presta a confusión.
 La situación de este puesto era 
                        muy segura y estratégica, porque a espaldas y corta 
                        dis-tancia se comunica con las fincas de “La Cruz” 
                        y “La Quesera”; al frente continuando por 
                        el lecho del arroyo se sale a Cobos y al Valle de Siancas; 
                        dirigiéndose por la quebrada de la Higue-rilla. 
                        Siguiendo por la de la Ovejería se llega al Mojotoro 
                        . Además sus construcciones ofrecían las 
                        comodidades necesarias para albergar al Héroe herido 
                        y por su estado, allí hicieron el cam-pamento definitivo. 
                      
 En ese sencillo lugar, transcurrieron 
                        días de dolor, de profundas reflexiones, enriquecidos 
                        por la postura siempre fiel al sentimiento de libertad 
                        y de la causa suprema de la defensa del sue-lo patrio. 
                        El indomable “Caudillo”, que yacía 
                        tendido en su lecho, rodeado de sus compañeros 
                        de armas, mirándolos fijamente díjoles:
 “Voy a dejarlos ya, pero me voy 
                        tranquilo, porque se que tras de mí quedan ustedes, 
                        que sabrán defender la Patria con el valor que 
                        han dado pruebas”. 
 Cuando el sol del 17 de Junio de 1821, 
                        había enviado sus últimos rayos vesperales, 
                        en esa hora otoñal, en la umbría selva, 
                        el alma del Grande, volaba al infinito… 
                        
V.- REFLEXIONES
V.- REFLEXIONES
 I
 Creo que es oportuno realizar algunas 
                        reflexiones sobre lo expuesto en el presente traba-jo: 
                        las consideraciones hechas sobre la forma como fue herido 
                        el Gral. Güemes, están basadas en un prolijo 
                        estudio balístico del arma que usaba la infantería 
                        española en la época de la guerra de la 
                        Independencia. Sobre el particular, hice mención 
                        del informe de la “Armería Real de Madrid” 
                        (España), y hay una abundante bibliografía, 
                        que me obliga a disentir con lo expresado por Dn. Miguel 
                        Otero, en su informe que dice : “...cuando iba ya 
                        salvo a distancia de una o dos cuadras, hicieron otra 
                        descarga,...una bala perdida le atravesó el cuerpo...”, 
                        porque a esa distancia, las balas no tenían el 
                        podes suficiente para causar una herida tan grave, hoy 
                        técnicamente compro-bado.
 Respecto a la ruta seguida por el Gral. 
                        Güemes herido, si se dirigió hacia donde se 
                        encon-traba el resto de su escolta, debió realizar 
                        un largo rodeo hasta donde se encontraba apostada. Si 
                        fue colocado en una improvisada camilla, para su transporte 
                        hacia la fina “La Cruz”, me vuelvo hacer esta 
                        pregunta:
 ¿Cómo no fue llevado al 
                        campamento Velarde donde se encontraba el grueso del ejército 
                        gaucho, con todo el estado mayor y a corta distancia?
 Todos los caminos a seguir eran difíciles 
                        y se hacía necesario vencer una empinada cues-ta 
                        y las sendas alternativas no resultaban aptas para hacerlas 
                        con un herido grave, seguramente shokeado, por la herida 
                        recibida y por el recorrido que realizó a caballo. 
                        El camino de la cuesta, era el camino real y por lo tanto 
                        resultaría peligroso, porque seguramente sería 
                        el primero que patrullaría las fuerzas españolas.
 Los tiempos que se señalan en 
                        las narraciones, son cortos para recorrerlos transportando 
                        un herido en camilla y las distancias grandes, los que 
                        hacía necesario ocupar muchos portadores. Sobre 
                        este asunto en particular, creo, se hace necesario hacer 
                        un estudio y discutir sobre el mismo.
 El destino del Gral. Herido, hipotéticamente 
                        era el campamento de Chamical. Me llama la atención 
                        que luego de pasar la fina La Cruz, tomaran la Quebrada 
                        del Indio, que se extiende en dirección noroeste, 
                        apartándose del camino de destino, hasta el paraje 
                        de “La Horqueta”. En este lugar es necesario 
                        realizar una investigación utilizando toda la información 
                        que existe, tanto do-cumental, como del ambiente geográfico, 
                        sobre una base científica, sobre todo, si en ese 
                        lugar había agua suficiente para mantener un campamento, 
                        si existía alguna construcción que sirviera 
                        de reparo, no olvidemos que los hechos se desarrollaron 
                        en el mes de Junio, y en Salta suele ser muy frío 
                        y un herido grave como era el Gral. Güemes necesitaba 
                        un lugar de abrigo.
 Todo lo expuesto esta documentado, en 
                        lo escrito por historiadores que tomaron la in-formación 
                        oral como base. Pero si recorremos la geografía 
                        de los lugares y repasamos los docu-mentos que cito, seguramente 
                        surgirán las mismas dudas que me impulsaron a hacer 
                        este plan-teamiento.
 II
 Desde mediados del siglo XIX, numerosos 
                        historiadores, señalaban que el camino segui-do 
                        por el Gral. Güemes herido, fue por las fincas “La 
                        Lagunilla”, continuando por “Las Higueri-llas”.
 Todos los autores que trataron del tema 
                        que nos ocupa coinciden en que el General herido franqueó 
                        el cordón montañoso por la quebrada de Chacha-Polla. 
                        El relato del Cnel. Dn. Eusebio Mollinedo –que se 
                        encuentra en el Arch. Gral. de la Nación, Exp. 
                        Militar, 1881- pone muy en claro que continuaron hacia 
                        el este, hasta la posta de “La Lagunilla”. 
                        En este lugar recibió el primer socorro, tomando 
                        allí resoluciones importantes para la organización 
                        de su traslado y la reunión con su escolta.
 La notificación de los acontecimientos 
                        ocurridos al campamento principal de Velarde y el pedido 
                        al Capellán Dn. Francisco Fernández, para 
                        que acudiera al lugar donde se encontraba el Ilustre Herido. 
                        Este presbítero comisionó al Cap. Fernando 
                        Cabral, para que llevase al médico Dr. Antonio 
                        Castellanos donde se encontraba el General, para que lo 
                        atendiera, tarea que cumplió con destacada eficiencia.
 El camino que recorrieron, en una etapa 
                        más hasta la sala de la “Finca Las Higuerillas”, 
                        fue relativamente fácil por la “Cañada 
                        del Brete”, luego de una lomada el resto es todo 
                        llano, lo que se hizo sin problemas transportando un herido 
                        grave. En la sala recibió el cuidado del Dr. Castellanos, 
                        quien pudo hacer el diagnóstico de la gravedad 
                        de la herida del Gral. Güemes.
 Esta casa propiedad del Sr. Dn. Vicente 
                        Toledo, era un lugar seguro, porque esta familia, siempre 
                        se encontró al servicio de la patria y prestó 
                        importantes auxilios al Gral. Güemes.
 Para mayor seguridad, luego de una prudente 
                        estadía, se resolvió continuar la marcha 
                        por la quebrada de la Higuera, pero al llegar al puesto 
                        del mismo nombre –de la “Higuera”- con 
                        el General muy desfallecido, se resolvió realizar 
                        un alto y hacer campamento.
 En este puesto había una casa 
                        confortable, un arroyo con el agua necesaria y potreros 
                        donde la caballada pudiera pastorear. Hoy se pueden observar 
                        los antiguos cimientos de la casa y lo que fueron los 
                        potreros y aguada.
 Aparte de ofrecer este lugar todas las 
                        comodidades para un campamento, su ubicación geográfica, 
                        era estratégica, por las vías de comunicación 
                        y su defensa en caso necesario.
 Creo, atendiendo a la documentación 
                        consultada, que en este lugar, de “La Higuera”, 
                        falleció el Gral. Martín Miguel de Güemes, 
                        el 17 de Junio de 1821.
VI.- Colofón
 Todo lo aquí expresado, es el 
                        resultado de una investigación personal, realizada 
                        con el mayor rigor científico –la historia 
                        es una ciencia y su razonamiento no escapa a ella-, apoyada 
                        en toda la documentación que pude consultar sobre 
                        el tema: “El Camino del Gral. Güemes Herido”, 
                        en archivos y bibliotecas de Salta, Buenos Aires y otros 
                        lugares del país. Debo agradecer al in-forme de 
                        la “Armería Real de Madrid” y de la 
                        firma “Llama” de Vitoria – España; 
                        a la ilustra-ción que pude sacar sobre la tradición 
                        oral; a los autores que trataron el tema, y a un prolijo 
                        re-conocimiento geográfico de los lugares donde 
                        se desarrollaron los hechos.
 No puedo dudar de la honorabilidad y 
                        la hombría de bien de los Señores que integraron 
                        la comisión para determinar el sitio de muerte 
                        del Gral. Güemes, ellos no contaron con los medios 
                        de información de hoy, pero su tarea fue fecunda. 
                        Para ellos mi mayor respeto.
 A todos –que no son pocos- que 
                        se ocuparon de este tema, mi agradecimiento, por haberme 
                        brindado ilustración.
 A todos los que me ayudaron en esta 
                        tarea, en especial al personal del Archivo y Biblio-teca 
                        Históricos de Salta, del Archivo y Biblioteca Dr. 
                        Atilio Cornejo, del Archivo Histórico del Arzobispado 
                        de Salta, del Archivo General de la Nación, Biblioteca 
                        Nacional, Academia Nacio-nal de la Historia y todos los 
                        lugares con documentación histórica que 
                        visité, mi agradecimiento por su trato tan cordial.
Salta, setiembre del 2003
No hay comentarios.:
Publicar un comentario