| Juan Manuel de Rosas | |
| (1793 - 1877)  Autor: Felipe Pigna http://www.mediafire.com/file/jxx4ysi2855a06n/Juan%20Manuel%20de%20Rosas.wmv  | 
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 Juan Manuel de Rosas, el restaurador de 
las Leyes, el estanciero más poderoso de Buenos Aires, y a la vez uno de
 los gobernadores con más consenso en toda la historia de la provincia, 
nació en Buenos Aires el 30 de marzo de 1793. Cursó sus primeros 
estudios en el colegio privado que dirigía Francisco Javier Argerich. 
Pero su vocación no iba para el lado de las letras sino para las tareas 
rurales.  
Durante las invasiones inglesas participó 
activamente de la defensa en el regimiento de Migueletes de Caballería. 
Tras la reconquista volvió al campo. Se mantuvo completamente al margen 
de los sucesos de la revolución de mayo, de la que dirá años más tarde: 
"En los tiempos anteriores a la revolución la subordinación estaba bien 
puesta, sobraban recursos y había unión." 
En marzo de 1813 se casó con Encarnación 
Ezcurra, quien sería su compañera en la vida y en la política. Tras el 
casamiento Rosas devuelve a sus padres los campos que les administraba y
 decide formar su propia empresa. 
En noviembre de 1815 se asoció con Juan 
Nepomuceno Terrero y Luis Dorrego en una compañía destinada a la 
explotación ganadera, saladero de pescado y exportación de productos 
varios en la estancia de "Los Cerrillos". 
La dirección de sus estancias le dio a Rosas un gran conocimiento sobre la vida y las costumbres de sus peones. "Me
 propuse adquirir esa influencia a toda costa; para ello fue preciso 
hacerme gaucho como ellos, protegerlos, hacerme su apoderado, cuidar de 
sus intereses, en fin no ahorrar trabajo ni medios para adquirir más su 
confianza." 
Tras la caída del Directorio, en 1820 Rosas
 comienza a participar activamente de la política bonaerense. Apoyó e 
impuso la candidatura de Martín Rodríguez a la gobernación de Buenos 
Aires. Participó activamente en el Pacto de Benegas entre Santa Fe y 
Buenos Aires y se hace cargo de entregarle al caudillo santafecino, 
Estanislao López, 30.000 cabezas de ganado. 
El derrocamiento de Dorrego y su posterior 
fusilamiento a manos de Lavalle, vuelve a colocar a Rosas en el primer 
plano de la política. 
Tras fusilar a Dorrego, Lavalle marcha 
hacia Santa Fe para encontrarse con Paz, pero es derrotado en Puente de 
Márquez por las fuerzas aliadas de López y Juan Manuel de Rosas. 
Lavalle firmó con Rosas el pacto de 
Cañuelas que nombró como gobernador interino de Buenos Aires a Viamonte y
 convocó a una reunión de la sala de representantes porteña para elegir 
el gobernante definitivo. 
El 8 de Diciembre de 1829 la sala de 
representantes proclamó a Juan Manuel de Rosas gobernador de Buenos 
Aires otorgándole las facultades extraordinarias y el título de 
Restaurador de las Leyes. 
Rosas llevó a cabo una administración 
provincial ordenada. Recortó los gastos y aumentó los impuestos, 
superando lentamente el déficit fiscal heredado. Reanudó las relaciones 
con la Santa Sede, suspendidas desde 1810. 
Fue el sector terrateniente el que sustentó
 el liderazgo rosista. La estructura social durante el período rosista, 
estuvo basada en la tierra. La gran estancia era la que confería status y
 poder. 
Acompañaban a Rosas en el poder los grupos 
dominantes porteños que no estaban dispuestos a compartir las rentas de 
la aduana con el resto de las provincias. 
El restaurador les garantizaba el orden y la disciplina social necesarios para desarrollar sus actividades económicas. 
Rosas gozaba de un gran predicamento entre 
sectores populares de Buenos Aires, y, de esta forma, aparecía ante los 
terratenientes de la provincia como el único capaz de contener y 
encauzar las demandas de las clases bajas. 
En agosto de 1830 varias provincias del interior conforman la Liga Unitaria bajo el liderazgo del General Paz. 
En enero de 1831 Buenos Aires, Santa Fe y 
Entre Ríos firmaron el Pacto Federal, una alianza político militar para 
terminar con los unitarios de Paz. 
Finalmente Paz será derrotado y capturado 
por López. Rosas, López y Quiroga dominaban la confederación. Pero el 
restaurador demostró ser el más poderoso y continuó aislando a Buenos 
Aires de las otras provincias. 
En 1832 Rosas fue reelecto como gobernador 
de Buenos Aires. Exigió que se le renovaran las facultades 
extraordinarias. La sala de representantes se opuso y Rosas renunció. 
Fue electo el general Juan Ramón Balcarce, 
candidato de Rosas que, entre 1833 y 1834, emprendió una campaña al 
desierto financiada por la provincia y los estancieros bonaerenses 
preocupados por la amenaza indígena sobre sus propiedades. 
Rosas combinó durante la campaña la 
conciliación con la represión. Pactó con los Pampas y se enfrentó con 
los ranqueles y la Confederación liderada por Juan Manuel Calfucurá. 
Según un informe que Rosas presentó al 
gobierno de Buenos Aires a poco de comenzar la campaña, el saldo fue de 
3200 indios muertos, 1200 prisioneros y se rescataron 1000 cautivos 
blancos. 
El éxito obtenido por el restaurador en la 
campaña aumentó aún más su prestigio político entre los propietarios 
bonaerenses, que incrementaron su patrimonio al incorporar nuevas 
tierras y se sintieron más seguros con la amenaza indígena bajo control. 
Rosas se alejó de la provincia pero no de 
los manejos políticos. Su mujer, Encarnación Ezcurra era su fiel 
representante y con el apoyo de la mazorca, conspiró contra los 
gobiernos de Balcarce, Viamonte y Maza que se sucedieron durante la 
ausencia del restaurador. 
La agitación política conducida por 
Encarnación contribuyó de manera decisiva a crear un clima de gran 
inestabilidad favorable a los intereses de Rosas. 
Un hecho agravará aún más la situación. El 
caudillo riojano Juan Facundo Quiroga, residía por entonces en Buenos 
Aires bajo el amparo de Juan Manuel de Rosas. 
Quiroga había manifestado al Restaurador 
sus inquietudes sobre la necesidad de convocar a un congreso y organizar
 constitucionalmente al país. Rosas se opuso argumentando que no estaban
 dadas las condiciones mínimas para dar semejante paso y consideraba que
 era imprescindible que, previamente, cada provincia se organice. 
A Rosas no se le escapaba que la 
organización nacional implicaría la pérdida para Buenos Aires del 
disfrute exclusivo de las rentas aduaneras, entre otros privilegios. 
Ante un conflicto desatado entre las 
provincias de Salta y Tucumán, el gobernador de Buenos Aires, Manuel 
Vicente Maza (quien respondía políticamente a Rosas), encomienda a 
Quiroga una gestión mediadora. 
Tras un éxito parcial, Quiroga emprendió el
 regreso y fue asesinado el 16 de febrero de 1835 en Barranca Yaco, 
provincia de Córdoba. 
La muerte de Quiroga determinó la renuncia 
de Maza y provocó entre los legisladores porteños que prevaleciera la 
idea de la necesidad de un gobierno fuerte, de mano dura. 
Por una amplia mayoría de votos, expresados
 en la legislatura y a través de un plebiscito que dio un resultado de 
9.713 votos a favor y 7 en contra, fue electo nuevamente Juan Manuel de 
Rosas, en marzo de 1835, esta vez con la suma del poder público. 
La hegemonía rosista se consolidó mediante 
la unificación ideológica del pueblo de Buenos Aires a través del uso 
obligatorio de la divisa punzó, del riguroso control de la prensa; y de 
una dura represión a la oposición ideológica y política realizada por la
 Sociedad Popular Restauradora, conocida como la "mazorca", la fuerza de
 choque de Rosas, encargada de la intimidación y la eliminación de los 
opositores. Durante el largo período rosista, la mazorca se cobró miles 
de víctimas. 
En 1835, Rosas sancionó la Ley de Aduanas, 
que protegía a las materias primas y productos locales, prohibiendo en 
algunos casos y gravando con altos aranceles en otros el ingreso de la 
mercadería importada que pudiera perjudicar a la producción nacional. 
La Ley favoreció a las provincias pero sobre todo a Buenos Aires que aumentó notablemente sus ingresos aduaneros. 
Todo producto argentino destinado al 
exterior debe pagar su tributo a Buenos Aires y todo producto extranjero
 destinado a cualquier parte del país deber pagar también a Buenos 
Aires. 
Mediante este procedimiento Buenos Aires 
puede estimular cierta actividad económica del interior y boicotear 
otra, determinando qué mercadería extranjera y de qué países de 
procedencia podrá consumir el interior. 
Quedaban en manos de Buenos Aires las llaves para favorecer o empobrecer a determinados grupos sociales de las provincias. 
En esta segunda gobernación Rosas: 
favoreció la venta o el otorgamiento de las tierras públicas que pasaron
 a manos de los grandes ganaderos. 
Otorgó opción de compra de tierras a los 
arrendatarios de contratos de enfiteusis facilitando así el acceso a la 
propiedad privada tanto al norte como al sur del río Salado. 
Rosas mantuvo durante gran parte de su mandato excelentes relaciones con los comerciantes británicos y su gobierno. 
Francia no había obtenido de Rosas un tratado comercial como el que Inglaterra había conseguido de Rivadavia. 
Los ciudadanos franceses no estaban exentos
 de hacer el servicio militar como los británicos. Rosas, además había 
encarcelado a varios franceses acusados de espionaje. 
Se produce un conflicto diplomático y las 
naves francesas que estaban estacionadas en el Río de la Plata, 
bloquearon el puerto de Buenos Aires a fines de marzo de 1838. 
El bloqueo se mantuvo por dos años 
generando una obligada política proteccionista, más allá de la Ley de 
Aduana y produjo ciertas grietas en el bloque de poder. Los ganaderos 
del Sur de la provincia se rebelaron contra Rosas ante la caída de los 
precios de la carne y las dificultades provocadas por el cerco francés 
al puerto. 
Durante el bloqueo se reanudó la guerra 
civil. Lavalle, con el apoyo francés, invadió Entre Ríos y Santa Fe pero
 fracasó en su intento de tomar Buenos Aires por carecer de los apoyos 
necesarios y debió marchar hacia el Norte. 
En octubre de 1840, finalmente por tratado 
Mackau - Arana, Francia pone fin al bloqueo. El gobierno de Buenos Aires
 se comprometió a indemnizar a los ciudadanos franceses, les otorgó los 
mismos derechos que a los ingleses y decretó una amnistía. 
Concluido el conflicto con Francia, Rosas 
limitó la navegación de los ríos Paraná y Uruguay. Bloqueó el puerto de 
Montevideo y ayudó a Oribe a invadir el Uruguay y a sitiar la capital en
 1843. 
Estas actitudes de Rosas afectaron los intereses de los comerciantes y financistas extranjeros. 
En 1845, el puerto de Buenos Aires fue bloqueado nuevamente, esta vez por una flota anglo-francesa. 
A pesar de la heroica resistencia de Lucio 
N. Mansilla y sus fuerzas, en la Vuelta de Obligado, una flota 
extranjera rompió las cadenas colocadas de costa a costa y se adentró en
 el Río Paraná. 
El bloqueo no sólo afectaba los intereses 
de los extranjeros, también perjudicaba a los estancieros del Litoral 
que no podían navegar libremente por el río Paraná y debían comerciar 
sus productos por el puerto de Buenos Aires, entre los afectados estaba 
Justo José de Urquiza, que gobernaba la provincia de Entre Ríos desde 
1841 
Los ingleses levantaron el bloqueo en 1847 
mientras que los franceses lo hicieron un año después. La firme actitud 
de Rosas durante los bloqueos le valió la felicitación del General San 
Martín y un apartado especial en su testamento: "El sable que me ha 
acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sur 
le será entregado al general Juan Manuel de Rosas, como prueba de la 
satisfacción que, como argentino, he tenido al ver la firmeza con que ha
 sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de 
los extranjeros que trataban de humillarla." 
Recién en 1850 quedaron normalizadas las relaciones con Inglaterra y Francia. 
Los bloqueos impusieron sacrificios a los 
sectores populares pero no tanto a los estancieros, financistas y 
grandes comerciantes. Estos grupos disponían de importantes reservas 
para sobrellevar los malos tiempos y de ventajas de todo tipo, entre 
ellas impositivas: 
"El dueño de una estancia de treinta 
mil cabezas de ganado que en el estado actual de nuestras fortunas 
figura entre los más ricos hacendados del país, podrá cancelar su cuenta
 corriente con el erario entregando el valor de cuatro novillos (...) La
 contribución anual de un propietario de primer orden iguala, pues, a la
 de un boticario, un fondero, o el empresario de un circo de gallos, sin
 más diferencia que el primero paga a la oficina de contribuciones 
directas, mientras los demás lo hacen en la de patentes." 
Por otra parte, durante este período se 
restringe el sacrificio de animales de manera que al finalizar los 
bloqueos, las estancias se encuentran con su ganado multiplicado y listo
 para ser exportado. 
Año tras año, argumentando razones de 
salud, Rosas presentaba su renuncia a la conducción de las relaciones 
exteriores de la confederación, en la seguridad de que no le sería 
aceptada. Y lo hacía en términos como estos: 
"La irreparable pérdida de mi amante 
esposa Encarnación, la prolongada lucha de mis más queridas afecciones 
para subordinarlas a mis altos deberes y los principios de mi vida 
pública, aléjanme de una posición en que fuera desacuerdo reproducir 
sacrificios ya colmados. Con intenso anhelo, muy encarecida y 
humildemente, os suplico que, sin pérdida de tiempo, elijáis la persona 
que ha de sucederme en el mando supremo de la provincia." 
Y la Legislatura solía responderle en estos otros términos: 
"No es dado a los representantes del 
pueblo, conceder a V.E. el descanso que tan justamente solicita. Cierto 
es que las circunstancias de la República exigen un poder con suficiente
 fuerza, armonía y rapidez: en este convencimiento están los 
Representantes, y en el de que, aun cuando no hay patriotas 
esclarecidos, capaces de ponerse al frente de los negocios, sólo en la 
persona de V.E. pueden depositar confiadamente la plenitud de facultades
 que acuerda la Ley. Sienten, pues no poder por ahora hacer innovación 
alguna a las resoluciones anteriores; pero en medio del pesar que les 
causa su irrevocable resolución, se hacen un deber manifestar a V.E. que
 están dispuestos a prestarle la más activa y decidida colaboración en 
todo cuanto concierna al sostén de la libertad e independencia de la 
República, bajo en concepto que oportunamente facilitarán los recursos 
necesarios para terminar la cruel guerra promovida por el feroz bando 
salvaje unitario." 
En 1851 el gobernador de Entre Ríos emitió 
un decreto, conocido como el pronunciamiento de Urquiza, en el cual 
aceptaba la renuncia de Rosas y reasumía para Entre Ríos la conducción 
de las relaciones exteriores. 
El conflicto era en esencia económico: 
Entre Ríos venía reclamando la libre navegación de los ríos, -necesaria 
para el florecimiento de su economía- lo que permitiría el intercambio 
de su producción con el exterior sin necesidad de pasar por Buenos 
Aires. 
Armado de alianzas internacionales, Urquiza decidió enfrentar al gobierno bonaerense. 
El emperador de Brasil, Pedro II proveería 
infantería, caballería, artillería y todo lo necesario, incluso la 
escuadra. El tratado firmado entre Urquiza y los brasileños decía en una
 de sus partes: 
"Para poner a los estados de Entre 
Ríos y Corrientes en situación de sufragar los gastos extraordinarios 
que tendrá que hacer con el movimiento de su ejército, Su Majestad el 
Emperador de Brasil les proveerá en calidad de préstamo la suma mensual 
de cien mil patacones por el término de cuatro meses contados desde la 
fecha en que dichos estados ratifiquen el presente convenio. S.E. el 
señor Gobernador de Entre Ríos se obliga a obtener del gobierno que 
suceda inmediatamente al del general Rosas, el reconocimiento de aquel 
empréstito como deuda de la Confederación Argentina y que efectúe su 
propio pago con el interés del 6% por año. En el caso, no probable, de 
que esto no pueda obtenerse, la deuda quedará a cargo de los estados de 
Entre Ríos y Corrientes, y para garantía de su pago, con los intereses 
estipulados, SS.EE los señores gobernadores de Entre Ríos y Corrientes, 
hipotecan desde ya las rentas y los terrenos de propiedad pública de los
 referidos estados." 
En las provincias la actitud de Urquiza despertó diversas reacciones. Córdoba declaró que era una infame traición a la patria y dijo que "Urquiza se había prostituido a servir de avanzada al gobierno brasileño". Otras se pronunciaron en sentido similar e intentaron formar una coalición militar para defender a Rosas, pero ya era demasiado tarde. 
Urquiza alistó a sus hombres en el 
''ejército grande" y avanzó sobre Buenos Aires, derrotando a Rosas en la
 Batalla de Caseros, el 3 de Febrero de 1852. 
Vencido, el Gobernador de Buenos 
Aires se embarcó en el buque de guerra "Conflict" hacia Inglaterra. Allí
 se instaló en la chacra de Burguess, cerca de Southampton acompañado 
por peones y criados ingleses. El gobierno porteño, instalado el 11 de 
septiembre de 1852, confiscó todos su bienes y dependía para vivir de 
los recursos que le enviaban sus amigos desde Buenos Aires. Volvió a 
dedicarse a las tareas rurales hasta su muerte ocurrida el 14 de marzo 
de 1877, a los ochenta y cuatro años. 
Unos años antes había escrito una especie de testamento político. 
"Durante el tiempo en que presidí el 
gobierno de Buenos Aires, encargado de las Relaciones Exteriores de la 
Confederación Argentina, con la suma del poder por la ley, goberné según
 mi conciencia. Soy pues, el único responsable de todos mis actos, de 
mis hechos buenos como los malos, de mis errores y de mis actos. 
Las circunstancias durante los años 
de mi administración fueron siempre extraordinarias, y no es justo que 
durante ellas se me juzgue como en tiempos tranquilos y serenos". 
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| Fuente: www.elhistoriador.com.ar | |
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